Los piratas llegan al patio de
tu escuela.
Viven rodeados de agua y la respetan hasta la locura.
No se lavan
para no ensuciarla, no la beben para no gastarla; prefieren oler a oso y llenar
sus tripas de ron.
Unos auténticos ecologistas
dispuestos a darte un remojón.
Los marineros de agua dulce que acudan a la fiesta no pueden olvidarse
de:
el bañador, las chanclas de agua, una toalla, crema protectora, tu pañuelo de pirata y ganas de pasártelo bien.
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